martes, 2 de diciembre de 2014

Putos relatos de vídeos porno

En Paco , conduciendo su viejo Fiado ensarta por Fabra y Monte para ir a buscar la Meridiana. Se por la noche y está contento. Le gusta la Jana, pero le preocupa tener problemas con su amigo .Pero él sabe que estos líos acostumbran a acabar mal.
Baja por la Meridiana casi hasta las Glories. El semáforo se ha puesto rojo. Está a punto de llegar al desvío con Aragón. Se queda mirando embobado la torre Agbar , que il•luminada por la noche ,parece que tenga magia. Piensa en la Jana . Se entienden bien adentro y afuera de la cama. Antes de coger la ropa para vestirse, han sido hablando un rato ajaguts , mirando el techo relaxadament.. No tienen ganas de seguir a escondidas, y la Jana se siendo incómoda haciendo la doble vida. No está hecho por ellos esto de jugar con dos peleas. Tan el uno como el otro sueño de Blanco o Negro, y ya está. 
El semáforo se ha puesto verde, y todavía el Fiado hacia Aragón. No hay demasiado tránsito a esta hora. Cruzando la Diagonal , sigue recto y se pone al carril de la izquierda. Baja por Pau Claris y continúa Vía Laietana abajo . Aparca el coche en un Pàrking cerca del edificio de Correos. Vive en la Calle de la Nave, a tocar de Santa Maria del Mar. En un segundo ,sin ascensor está claro. Se el barrio de La Ribera, y todo sueño edificios antiguos.
Sube las escaleras con cuenta, sólo hay una bombilla de 40 a cada rellano. Llega al segundo. Cansado, abre la puerta y deja las claves al mueble del recibidor. Se ha acostumbrado a la poca luz y avanza a tientas hacia su habitación. Se saca las bambes sin desabrocharlas, siempre lo hace para ahorrar trabajo.
Deja la cazadora encima la silla. Se acerca al balcó que mujer en la calle . Voz de esquitllentes el transit de la Vía Laietana que nunca repone. No llueve, y el tierra se ha secado. Se acerca a la silla desabrochándose la camisa. La deja encima de la cazadora. S ’tabique al lavabo a lavarse los dientes. Se mira al espejo y hace mala ganya. La barba de un día ya rasca. Coge el cepillo de dientes y busca el tubo de pasta. Mierda! Está atornillado como un calcetín, esta mañana ha podido sacar la última miseria de pasta que quedaba y no ha pensado al ir a comprar al Shlecker .
Glopeja un poco de agua y lo escupe a la pica. Se va a dormir , pero primero levanta la tapa del Water para mear. Al desabrochar la bragueta , mierda! . Se da cuenta que no trae calzoncillos. Los ha perdido a can la Jana. 
Ya se tarde para arreglarlo. Piensa donde los debe de haber dejado. Reconstruye mentalmente cómo ha ido la noche, y está casi bien seguro . Sabe dónde han ido a parar. Están a la cama entre las sábanas. Las prisas y la pasión no dejan pensar con claridad. En estos momentos la sangre no riega demasiado la cabeza y se actúa bastante por instinto.
Espero y deseo que la Jana se haya dado cuenta. Si los encuentra él, todo se puede desencadenar rápidamente y podemos ir a parar a una situación que los dos queríamos, pero no tanto apresuradamente. 
Alabat sia!! Que pase el que tenga que pasar. Tanto es.

Fuente: Tu Porno Gratis 

Mas relatos de mi escroto

El sex-chef nunca se había encontrado con un situación como aquella, que lo va descol•locar. No osaba hacer pagar la estancia a la mujer, que se echó a llorar mientras se ponía la ropa, que era un uniforme con su nombre bordado: Ruiseta Ruiz.
Mientras ella sollozaba sentada en una butaca inclinable entapissada en eco-piel, la Asenci estaba clavadíssim. Ni sentía los timbres de algunas cámaras que requerían asistencia. Estaba inmerso en un nuevo mundo que lo imbuía la Ruiseta. Se le acercó y la invitó a comer croquetas todavía humeante, tan muy enlucidas y nada olioses. Ella sonrió con una timidez nada industrial y va pinçar una con una gracia sublime. El hombre se notó poseído por cada gesto y expresión femeninas. Enseguida le acercó una de las copas y cómo que la otra había quedado sin comensal hizo el papel.
Ella casi hacía besos a la copa y él, uno detrás la otra, un trago de lobo. La Ruiseta, que entonces ya cruspia las croquetas, víctima del excedente de jerez, embriagada, le explicaba la razón de ser allá. El que había marchado, en Duli (su jefe, Obduli, pero que se restaba el 'ob' porque le recordaba la marca de tampones que usaba su primera mujer), la hacía satisfacerlo y que callara, que esto le vendía de costumbre de los machos de la familia y no podía extirparse rituales genéticos, apart que pagaba bien. Ella consentía: el trabajo de hacer vueltas a una rotonda vestida de novia gótica la mareaba rotundamente –y además sufría de gastament de rótula a la rodilla izquierda-, cada día tenía que hacer cincuenta y cinco por la mañana y cincuenta y una por la tarde. El puesto de trabajo, muy situado, en zona de polígonos de muchos sectores, arraïmava posibles compradoras y compradores, alienígenas incluidos. La belleza de la Ruiseta, el escote, los talones de dos palmos, tanto de blanco, los cabellos hasta media espalda de un rubio que emitía rayos astrals, conseguía que le pidieran catálogos (y otras cosas) y así cada fin de mes podía pagar la hipoteca de los padres, de la hermana, del primo y de los veins, que la Ruiseta era de estimar y dar y de aquí no la saques. 
El Asenci calculó las vueltas con objeto de día: cien seis. 
Fuente:
http://videosdesexogratisyrelatos.wordpress.com/2014/07/24/el-sueno-que-tuve-por-ver-un-video-porno/
http://videosdesexogratisyrelatos.wordpress.com/2014/07/25/follando-con-un-gay-y-con-un-maduro/
https://videosdesexogratisyrelatos.wordpress.com/2014/07/27/follando-como-en-video-gay/
http://videosdesexogratisyrelatos.wordpress.com/2014/08/11/dos-lesbianas-para-un-casting-porno/
http://videosdesexogratisyrelatos.wordpress.com/2014/11/16/breve-historia-de-porno-italiano/
https://videosdesexogratisyrelatos.wordpress.com/2014/12/02/relato-para-pasar-el-rato/
https://videosdesexogratisyrelatos.wordpress.com/2014/12/02/el-chef-de-los-videos-porno/
http://videosdesexogratisyrelatos.wordpress.com/2014/12/02/mis-relatos-favoritos-sexo/
Cien seis!
Va badar la boca y los ojos se le van esbatanar. Un hormigueo le resiguió cada miembro del cuerpo, como risitas de un consenso inefable que el alma detectó.
Mientras ni intentaba entender aquel descubrimiento, la Ruiseta, de golpe, tenía a la boca el chicle de la copa, y lo usaba para crear una burbuja gorda gorda que podía hacer sufrir un ataque de corazón a cualquier inmobiliaria.
Estalló y le quedó enganchada por la cara. El efecto del jerez que había empapado se extendía por todas partes y penetraba.
La puerta se había cerrado con el impacto de la explosión. La mesa había pasado a reconvertirse en cama de somier articulado que no articulaba a coger el cómo del despliegue mientras el colchón de viscoelàstica de extracto de soja comprendía que su elasticidad y la del chicle serían cómplices de...muchas cosas.


Reían, los dos. Reían mientras se besaban. El delantal del sex-chef creó una repentina muntanyeta y una mano de la Ruiseta la escaló. El jerez seco provocaba una mullena imparable y una siete que van saciar a copia de coitos consecutivos que irradiaban joya. El Asenci y la Ruiseta ni se dieron cuenta que los de los timbres, cansados de esperar, habían hecho ninguno allá y los estaban mirando con dentetes, apilonats y sirviéndose jerez para poder emularlos.